2. Descansos Activos




A través de este programa se pretende reducir el tiempo de sedentarismo de los alumnos durante el horario lectivo escolar, por medio de un aumento de la actividad física en el aula. Como objetivo secundario se busca mejorar el rendimiento académico del alumnado a través de la realización de actividades físicas tanto dentro como fuera del aula. Las propuestas del programa irán dirigidas al alumnado de Educación Infantil y Primaria.




La escuela representa el entorno ideal para promover, crear y consolidar hábitos de actividad física en la infancia que perduren en la vida adulta.

Los descansos activos son periodos de 5-10 minutos de actividad física que se realiza con el fin de aumentar el nivel de actividad física de los escolares, contribuyendo a alcanzar las recomendaciones para cada tramo de edad.

Los descansos activos permiten romper con las conductas sedentarias durante el tiempo lectivo de una forma divertida, sencilla y práctica. Son factibles para poder llevarse a cabo por el profesor tutor y requieren poco material para su puesta en práctica. Estas actividades están vinculadas con los contenidos del currículum, por tanto, ofrecen también la posibilidad de abordar el aprendizaje de conceptos de forma activa, divertida y significativa.

La práctica de actividad física en niños y adolescentes se asocia, indiscutiblemente, con múltiples beneficios para la salud. Estos beneficios no solo ocurren a nivel físico, como la reducción de factores de riesgo relacionados con determinadas enfermedades no transmisibles (como la obesidad), sino que también ha quedado demostrado que se asocia con beneficios a nivel psicológico y social. En este sentido, la práctica de actividad física a estas edades se asocia positivamente con un mejor rendimiento académico, una mejor autoestima y una disminución del riesgo de ansiedad y depresión.

La cantidad de tiempo que los niños y jóvenes invierten en conductas sedentarias (actividades con un gasto energético muy bajo, como estar sentado o tumbado) puede estar asociada con un aumento de los factores de riesgo, independientemente de otros factores como la actividad física practicada. En este sentido, la jornada escolar se conforma como un periodo de tiempo en el cual los escolares pueden permanecer en conductas sedentarias durante un tiempo demasiado prolongado. De manera opuesta la disminución de cualquier tipo de tiempo en actitud sedentaria se asocia con un menor riesgo para la salud de los jóvenes entre 5-17 años.

Distintos proyectos que han integrado pequeños tiempos de actividad física dentro de la rutina del aula han conseguido mejorar el rendimiento académico del alumnado a la vez que aumentar la actividad física y disminuir el tiempo de sedentarismo.

La evidencia científica hace referencia a la consecución de enormes beneficios con la aplicación de los descansos activos: aumento en el nivel de actividad física, aumento en las habilidades motoras, mejoras en la función ejecutiva, la resistencia cardiorrespiratoria, la salud general, la disminución de la grasa corporal y los conocimientos sobre la actividad física. También se detectaron mejoras en el rendimiento académico, el comportamiento en la tarea, el nivel de atención y el funcionamiento cognitivo y una mejora general en el comportamiento en el aula.

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